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¿Y tu ropa qué? Artículo revista GEA

Artículo en el número 101 ( primavera 2018 ) de la revista GEA
2 de abril de 2018 por
Administrator
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GEA (Asociación de Estudios Geobiológicos) es una asociación sin ánimo de lucro cuyo objetivo es ayudar a las personas a mejorar la salud en relación a su hábitat y a su lugar de trabajo. La primavera de 2018 se publica el siguiente artículo en su revista trimestral de divulgación sobre la salud y Geobiología.

Todos estamos concienciados en que la alimentación es un pilar básico en nuestra salud. Que la manera de construir las casas incide en nuestro bienestar. Nadie discute que cultivar de manera ecológica y la bioconstrucción son fundamentales para el futuro del medio ambiente y para nuestra salud, pero ¿Nos hemos parado a pensar qué pasa con la ropa que llevamos?

La industria téxtil es la segunda industria más contaminante del planeta después de la del petróleo, utiliza más del 20% de los tóxicos utilizados en el mundo y su cultivo sólo ocupa el 2,4% de la superfície cultivable mundial. Pero su huella va más allá de lo que afecta al planeta, también produce un impacto social de precarización en el trabajo y de abusos por explotación infantil y discriminación de género (el 70% de los trabajadores de la confección son mujeres, en cambio los supervisores y cargos medios, hombres).


Alegrarnos que tres braguitas nos cuesten 9,99 euros, puede resultar caro a no muy largo plazo, pues esto se traduce en prácticas medioambientales irresponsables y en el recorte de los costes laborales y esto seguirá creciendo si no le ponemos freno. 


Según estudios de las Naciones Unidas, pasaremos de 7.600 millones de personas en 2018, a 9.700 millones en el año 2050. Esto significará aumentar un 25% el cultivo de algodón, la población de ovejas y la extracción de celulosa para obtener fibras artificiales o del petróleo necesario para obtener fibras sintéticas, con lo que deberemos incrementar: la superfIcie cultivable, el rendimiento de las zonas de cultivo o optar por soluciones que reduzcan la huella sobre el planeta.


Esto quiere decir que el uso de cultivos transgénicos se incrementará en todo el mundo con el consiguiente problema ambiental y de salud. De hecho, uno de los algodones más cultivados, el llamado Bt cotton, crea una toxina propia que es cancerígena y pràcticamente la totalidad del algodón convencional que se cultiva en el mundo es transgénico. 

Imagen de Odoo y bloque de texto
Imagen de Odoo y bloque de texto

A todo este desaguisado, hay que sumarle la cantidad de recursos naturales que consumen los cultivos tradicionales de algodón. Solo para la obtención de una simple camiseta, se utilizan 2500 litros de agua  y es que los cultivos de algodón de la zona de Uzbequistan han sido los responsables del secado del Mar de Aral.


Las granjas para la cría de ganado dedicado a la lana, por ejemplo, se convertirán en fábricas de maltrato animal. No olvidemos que la lana actúa como una “commodities” en los mercados de bolsa internacionales, dominada por “cuatro” empresas multinacionales. Las ovejas son maltratadas con prácticas como el mulesing, que les desgarra la piel del final de la espalda para que las bacterias putrefacten esa zona y el resto de la lana esté más limpia.

 

Con lo que los grandes lobbies se apresuran en inculcarnos que la mejor manera de “reducir” el impacto en el medio ambiente y abastecernos, será la producción de fibras sintéticas.

 

Actualmente, este tipo de fibras son la materia más utilizada en el sector textil (en 2013 copaban el 70% del mercado) y va en aumento. Sus bajos costes y facilidad en sus aplicaciones las hacen que sean la fibra más utilizada sola o como mezcla con otras. 

 

Pero detrás de este supuesto beneficio, se esconde un sinfín de tóxicos que afectan al planeta y a nuestro cuerpo.

En el año 2004, Greenpeace alertaba de la existencia de sustancias químicas tóxicas en la ropa infantil de Disney. En un estudio a 19 camisetas de la marca de diversos países, encontró sustancias como Organo-estannicos, metales pesados (plomo o cadmio), Ftalatos o formaldehidos.

 

Otro estudio de la Universitat Rovira i Virgili del año 2017, también reveló la presencia de Perfluorados, Antimonio y sustancias como nanopartículas para eliminar olores en nuestra ropa que también inciden en nuestra salud, ya que pueden penetrar en nuestra célula y modificar nuestro ADN.

Imagen de Odoo y bloque de texto
"El caso más significativo es el de la ropa de poliéster, sobre todo las camisetas de fútbol o de running, donde hemos hallado antimonio, una sustancia que en contacto continuado con la piel, día y noche, puede provocar irritaciones y alergias y ser absorbida por el organismo”, con riesgo de ocasionar problemas en el tracto gastrointestinal y en el aparato reproductor, explica el investigador Joaquim Rovira, miembro del TecnATox. 2017, Portal de noticias MedicalPress

 

También Greenpeace, se ha sumado a denunciar los problemas de contaminación y de toxicidad que presentan las principales marcas de ropa deportiva.

Todos tenemos en nuestro armario alguna prenda que lleva poliéster. Las prendas que utilizan este derivado del petróleo son desde sujetadores a ropa deportiva, pasando por vestidos, camisas... y todos ellos, inclusos los que son reciclados de botellas o de redes de pesca, necesitan de aditivos para que sean aptas para su uso.

 Por ejemplo, para evitar que sean impermeables utilizan Perfluorados (PFOA)o para evitar que se inflamen, Bromados y cromados. El famoso GORE-TEX, no deja de ser un “plástico” microperforado al que le han añadido un perfluorado (PFOA) para que sea impermeable. Es el mismo componente de las sartenes antiadherentes y que la misma industria está sustituyendo (Recordad la publicidad de sartenes “Sin PFOA”), pero que seguimos usando en prendas que sudamos a diario.  

Todos estos tóxicos la mayoría están catalogados como disruptores hormonales y están provocando que los peces de las zonas donde se fabrican tengan problemas en el desarrollo sexual. Esto no solo se debe a su producción sino que durante la vida de la prenda, esta desprende pequeñas microfibras que se han llegado a encontrar a 4000m de profundidad en medio del océano pacífico. 

La dermatitis atópica se ha incrementado entre un 200% y 300% en 30 años en España y ahora empiezan a aparecer estudios como el de la URV que pone de manifiesto los problemas que conlleva la ropa que vestimos.

Estamos comprobando que las personas con piel atópica, SQM (sensibilidad química múltiple) o EHS (Electro hiper sensibilidad) no pueden usar este tipo de materiales. Incluso tienen problemas con el algodón convencional, aunque toleran perfectamente el algodón orgánico.

Visto todo esto, qué soluciones nos quedan? 

Si subdividimos los textiles que se encuentran en el mercado, podemos diferenciar entre los naturales y sintéticos. Hemos hablado de los sintéticos y podemos concluir que no son lo beneficiosos como para poder llevarlos a diario en nuestra ropa interior. Pero los naturales también podemos subdividirlos en los de fibras manipuladas y los de fibras sin manipular.


Dentro de las fibras manipuladas encontramos el bambú, el Tencel (marca registrada que está hecha de restos de eucaliptus, tambien llamada lyocell), el Piñatex, los restos de poda de pino. Todos ellos son hechos de material que ha sido descompuesto con disolventes químicos como la sosa cáustica y a las que se le añaden disulfuros de carbono, entre otros y aunque el material principal como bambú o restos de podas son materiales naturales, su transformación se realiza con un gasto energético importante y utiliza químicos que son detectados por las personas sensibles. Nosotros hicimos la prueba con unos sujetadores de fibra de pino, en una persona afectada con sensibilidad química y a la media hora no podía seguir llevando la prenda.

 

Imagen de Odoo y bloque de texto
Imagen de Odoo y bloque de texto

Así, nos queda las fibras naturales sin manipular como el algodón, la lana o la seda.

Sin duda el tema del algodón da mucho que hablar, pero como hemos dicho el algodón convencional no puede catalogarse como un material ecológico, sino que debemos inclinarnos hacia el algodón orgánico, que utiliza hasta un 91% menos de agua y que no utiliza agrotóxicos en su cultivo. Sin pesticidas, ni plaguicidas, el algodón tiene un tacto más suave y no contamina el medio ambiente.

En España, tenemos una producción de algodón convencional en la zona de Sevilla y me contaba un gran amigo que la gran cantidad de pesticidas con los que se cultiva, hacen que se evaporen y carguen las nubes con las que se desplazan hasta 300 Km y con la lluvia, contaminen los cultivos de alimentos de otras provincias limítrofes.

Una camiseta de algodón orgánico genera una huella de carbono de 3,05 Kg

Un estudio de Anvil clothing que compara la huella de carbono que generan las camisetas durante su vida útil, hechas con algodón convencional,  algodón orgánico y una tercera elaborada de la combinación de algodón convencional y botellas de plástico PET, demuestran que la que menos huella ecológica genera es la de algodón orgánico con 3,09 Kg, seguida de la de mezcla con 3,29 kg y por último, la de algodón convencional 3,87 kg. Por lo que, si queremos ser respetuosos con el medio ambiente, nuestra opción en cuanto a algodón es el algodón orgánico.

 

En cuanto a la lana, hemos perdido la raza más importante de confección que existía en nuestro país y que era la Oveja Merina, autóctona de España que se ha ido perdiendo y desplazando a otros puntos del planeta como Australia o Argentina. (recordad el refrán “No hay que confundir Churras con Merinas”, refiriéndose a la raza para alimento y para textil).

Asociamos este tejido al frío, pero sus características de gran aislante térmico le dan unas propiedades que también se utilizan en verano, de hecho, los Tuaregs en sus desplazamientos por el desierto, utilizan ropa hecha de lana ya que su efecto termoregulador ayuda a mantener su temperatura corporal y además absorbe la humedad y los olores. 


Otra de sus características es que no produce electricidad estática. Por lo que es un gran material para personas con Electrosensibilidad que les es imposible llevar un forro polar o ropa deportiva de poliester. Aun así, para las personas con piel atópica no es recomendable su uso. 


Este tejido cada vez se impone como ropa técnica de montaña, a raíz del estudio que hizo Greenpeace de diversas prendas de importantes marcas técnicas de ropa de montaña, donde se advertía de la cantidad de tóxicos con los que se fabricaba y que contaminaba las cumbres y los ríos.


La conciencia ecológica en este sector empieza a preocupar a los grandes distribuidores de ropa que están apostando por lineas de tejido ecológico, por lo que revisar las etiquetas y exigir algún tipo de certificado del tejido es imprescindible para que no nos den gato por liebre. 


Si queremos asegurarnos que una fibra textil es natural, encontramos certificaciones como GOTS
(Global Organic Textil Standard), líder mundial y con unos criterios muy estrictos en cuanto a tejido, tintes y explotación laboral u otros como el Naturtextil IVN alemán.  

Otros como el Oeko-tex, menos restrictivos, admiten el uso de fibras no naturales como poliéster, pero que no utilicen químicos que sean nocivos para las personas.

Por lo que tomar conciencia de lo que nos ponemos encima de nuestra piel, ya no es solo un problema con el espejo para ver qué nos favorece más, sino que empieza a ser una cuestión de respeto al medio ambiente y a las personas que confeccionan esas prendas y cosa que empieza a ser preocupante, sobre cómo afecta a nuestra salud.


 

Joan Prous Cañellas

Director de Blaugap – Moda sana

 

BIBLIOGRAFÍA


Elisabet Silvestre, Vivir sin tóxicos, RBA Editorial, Elisabet Silvestre

Naciones Unidas, World Population Prospects 2017

https://gabrielfariasiribarren.com/tendencias-globales-del-sector-textil/

Observatorio Industrial del Sector Textil/ Confección  “Materias Primas para el Sector Textil/Confección. Opciones de Futuro

Information on man-made fibres, 2013, European Man-made Fibres Association (Cirfs)

Slow Fashion next , Algodón orgánico: otra alternativa sostenible del algodón convencional, (https://www.slowfashionnext.com/blog/2015/04/01/algodon-organico-otra-alternativa-sostenible-al-algodon-convencional/)

THE LIFE CYCLE ASSESSMENT OF ORGANIC COTTON FIBER - a global average. Textil excange.org https://textileexchange.org/wp-content/uploads/2017/06/TE-LCA_of_Organic_Cotton-Fiber-Summary_of-Findings.pdf

Primark retira miles de chanclas del mercado por contener un producto cancerígeno, El Mundo, 18 de julio de 2017

Greenpeace, 2004, Investigación mundial sobre químicos peligrosos en prendas de Disney

Greenpeace, 2017, Sustancias tóxicas en la ropa de montaña

https://www.medicalpress.es/cientificos-alertan-del-riesgo-del-uso-continuado-de-ropa-de-poliester/

Rovira, J., Nadal, M., Schuhmacher, M., Domingo, J.L. Home textile as a potential pathway for dermal exposure to trace elements: assessment of health risks (2017) Journal of the Textile Institute, 108 (11), pp. 1966-1974. DOI: 10.1080/00405000.2017.1302635

http://diaridigital.urv.cat/es/demuestran-por-primera-vez-que-las-nanoparticulas-pueden-cruzar-membranas-de-forma-espontanea-en-milisegundos/

Yachong Guo, Emmanuel Terazzi, Ralf Seemann, Jean Baptiste Fleury, Vladimir A. Baulin, “Direct proof of spontaneous translocation of lipid-covered hydrophobic nanoparticles through a phospholipid bilayer”. Science Advances DOI: 10.1126/sciadv.1600261
Administrator 2 de abril de 2018
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